El 10 de mayo las autoridades decretaron el final del confinamiento nacional a causa del Covid-19 y una serie de medidas para la desescalada. La situación había revertido y los contagios se redujeron hasta unos parámetros asumibles.
En ese momento, tuvimos que asumir que en los meses venideros sufriríamos un gran cambio en nuestros estilos de vida. Estábamos pendientes de los informes, aprovechamos para hablar a diario con la familia, a jugar con nuestros hijos sin mirar el reloj, algunos comenzaron a comer más sano y hacer deporte, nos convertimos en paseantes a las 20:00 horas y aplaudimos sin descanso a los héroes y heroínas que cuidaban de todos nosotros.
La desescalada fue por fases y dentro de cada una, un manual de normas y libertades que teníamos que aceptar y gestionar. Dentro de la batería de directrices a cumplir en la primera fase, había una que sorprendió poderosamente a un colectivo, el Turismo Activo. “Se podía salir a espacios naturales mediante la contratación de una empresa o un guía profesional.”
Las autoridades entendieron que las salidas a la naturaleza y la práctica controlada de actividades en el medio natural eran una necesidad de primer orden que se desarrollaban en un entorno de máxima seguridad ante los contagios. Con esta medida se involucró de forma activa a las empresas y guías de Turismo Activo para que fueran los órganos responsables y organizativos de la parte de ocio de la desescalada.
En aquel momento todos necesitábamos salir de casa tras meses entre cuatro paredes, algunos trabajando sin descanso al pie del cañón. La mayoría estábamos sin hablar con nadie más que con un móvil y teníamos un miedo terrible a una enfermedad invisible que no nos permitía abrazar a abuelos, padres, hijos y amigos. Durante esos meses, La Tierra experimentó una regeneración nunca vista por muchas generaciones. Las plantas y animales hicieron suyo de nuevo el suelo que siempre les perteneció, el cielo se volvió a ver azul en todos los lugares del mundo, el agua del mar recupero un color cristalino único, las estrellas empezaron a ser visibles en lugares donde reinaba la oscuridad… y por fin llego el día que pudimos salir y disfrutar de esta belleza.
Salir a dar un paseo, descender un barranco, subir una montaña, disfrutar de una vía ferrata o escalar una pared se convirtió en la medicina perfecta. Al menos durante un ratito podíamos desconectar de todo lo que nos rodeaba, sentirnos libres como niños en un mundo por redescubrir lleno de olores y colores que ya echábamos de menos, relacionarnos manteniendo la distacia y volver a disfrutar la vida con los cinco sentidos.
Un verano diferente
Durante la primavera y el verano, esta responsabilidad fue asumida con ilusión y profesionalidad por parte del sector del Turismo Activo. Pudimos sentirnos, más que nunca, participes del bienestar social en cuanto al ocio y la salud, asumiendo nuestras obligaciones de protección y seguridad de las personas. Fue el momento de desarrollar al máximo nuestras capacidades de generar diversión, alegría y felicidad, contribuyendo al mismo tiempo al cuidado del estado físico y mental de la población, mejorando y endulzando la vida de todos los que han disfrutado de los servicios de miles de empresas del sector.
Deporte y Covid-19
Se ha demostrado que la incidencia del virus en el sector es mínima y que una mayor capacidad de actividad física disminuye la probabilidad de sufrir consecuencias graves. Las ventajas de hacer deporte son muchas y mejora la fortaleza del corazón y los pulmones. Además, la actividad deportiva es un antidepresivo natural, al generar altos niveles de dopamina, ayudándonos a tener una mejor autoestima, el cerebro más despejado, a combatir mejor la ansiedad, las dificultades para dormir bien, el estrés y la depresión. Cuatro consecuencias de la incertidumbre generada por el Covid-19. Todo esto hace que nuestro sistema inmunológico esté más preparado para recibir los envites exteriores de este enemigo invisible.
Recomendamos leer la publicación del Consejo General de la Educación Física y Deportiva.
La Naturaleza y sus montañas estaban y seguirán estando para darnos un lugar limpio y lleno de libertad. Confiasteis en nuestro colectivo para usar esta medicina y estaremos ahí para cuando lo volváis a necesitar. Agradecemos la confianza depositada para realizar diversas actividades y esperamos haber cumplido con vuestras expectativas.
Mucho ánimo a todos, salud y montañas.
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